Durante muchos años las sociedades han padecido los problemas constantes de la delincuencia local, regional, nacional e internacional, desde robos hasta delincuencia organizada. Lo más preocupante representa cuando dichos flagelos se convierten en una normalidad cotidiana, y, peor aún, que el gobierno no cuente con estrategias adecuadas para minimizar la problemática.
Como penalista y estudioso de la criminología durante muchos años he considerado que, para establecer posibles soluciones, es necesario conocer las causas que originan la criminalidad, como son el factor físico; factor de poder; factor biológico; factor social; factor migratorio; factor de ocio; factor cultural; factor económico, factor de alcoholismo y drogadicción; factor circunstancial y situacional; factor de creencias o cultos de índole religioso; factor de amor y pasión; factor psicológico y psiquiátrico.
Por otro lado, es necesario advertir las limitantes del ser humano para no delinquir en la sociedad, entre las que considero las siguientes:
La educación, debe ser garantizada por el Estado y es fundamental para que existan bajos índices de delincuencia. En México, por ejemplo, es obligatoria a nivel bachillerato o preparatoria; además, en países como Finlandia, Noruega o Dinamarca, tienen mínima delincuencia y eso se debe en gran medida a que han invertido en educar a su población, consecuentemente, cuentan hoy en día con los mejores sistemas educativos en el mundo. En el caso del gobierno de Brasil, si bien no cuenta con un modelo educativo excelso han implementado sistemas de readaptación estratégico con sus presos, ejemplo de ello es que por cada libro completo que lean, se les oferta reducir un año de su condena, incluso, uno de sus primordiales objetivos es lograr que sean profesionistas al cumplir su condena y salir de prisión.
Los valores, son pilares dentro de una sociedad sana, desde luego, deben inculcarse dentro del núcleo familiar, además de ser extensivos en la escuela y en la sociedad. Los valores comienzan desde casa y terminan en las políticas del gobierno, para que éste funcione adecuadamente por el bien de la ciudadanía. Aunado a ello, el Estado debe fomentar los valores continuamente poniendo el ejemplo, pero, sobre todo, buscar sanear a las familias. Ejemplo de ello es gobierno francés, el cual dentro sus políticas públicas consisten en hacer un estudio y encuesta del comportamiento de las familias; en caso de detectar violencia intrafamiliar o falta de valores, envía un citatorio a los padres para que acudan obligatoriamente a terapias psicológicas y posteriormente ayudar en el tratamiento a los hijos. Llama mi atención que también dicho imperativo es extensivo a los jefes, patrones y maestros, los cuales deben dar las facilidades para que los integrantes del núcleo familiar acudan a terapias y con ello sanear a las familias a través de los valores.
La religión, tratándose de delitos las creencias religiosas pueden analizarse desde dos enfoques, ya sea como generadores o reductores de la criminalidad; ejemplo de ello, son algunas sectas satánicas acompañadas en ciertos casos de abuso sexual infantil, homicidios, violaciones, lesiones y pedofilia, empero, también la religión es parte de la readaptación social de las personas en prisión; o en su caso, puede ser una limitante para que el ser humano no delinca por temor a una divinidad.
Las leyes, son la herramienta que necesita el Estado para mantener el control social, sin embargo, debe ir acompañada de una aplicación irrestricta de las normas jurídicas para evitar una impunidad, así como una isonomía jurídica, esto es, una igualdad tanto en derechos civiles como políticos de los ciudadanos. Una sociedad que no respeta las leyes y un gobierno que no las aplica adecuadamente, está destinada a fracasar y convertirse en un estado fallido, ya que el fin de las leyes es lograr un orden y paz social. Singapur es un claro ejemplo de cómo una sociedad con altos índices delincuenciales como narcotráfico, delincuencia organizada, homicidios o corrupción pueden minimizarse hasta 80% con voluntad política, un plan estratégico de combate a la criminalidad y políticas de cero tolerancia para delincuentes e igualdad ante la ley.
La conciencia, es propia del ser humano para no delinquir, en donde la psicología juega un papel importante, además, debe ir acompañada de valores, principios, educación y respeto a la ley por el temor subconsciente a ser castigado por las instituciones del Estado y porque no, por el miedo a una divinidad, por ejemplo, no cometer algún homicidio.
En suma, el análisis de las limitantes para que el ser humano no delinca pueden ser útiles, si van acompañadas de una adecuada política criminológica y/o política criminal aplicable a través de expertos, pero sobre todo, con voluntad política de los titulares del gobierno para lograrlo, tal y como lo han hecho otros países de los que ya he mencionado.
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