Las trayectorias de las postas o perdigones disparados por una escopeta, siguen básicamente los mismos principios que la trayectoria de un proyectil de forma ojival.
Sin embargo, se observan algunas diferencias entre la balística de proyectiles esféricos y la de proyectiles ojivales con rotación.
Para empezar, la velocidad inicial de una carga de perdigones de escopeta es mucho menor que la velocidad inicial de un proyectil de rifle, pues los perdigones se mantienen relativamente sueltos en su desplazamiento a lo largo del interior del cañón, de tal manera que la presión de los gases disminuye el impulso de las postas en su salida por la boca del mismo. Generalmente estas bajas presiones son consecuencia de las pólvoras propelentes que se queman rápidamente.
Es también de considerar que los cañones de las escopetas, por lo regular se fabrican en acero más delgado, dando el aspecto de simples tubos, contando por lo tanto con un espesor mucho menor que el de los cañones de los rifles. Por lo tanto, las presiones de los gases deben ser inferiores para evitar riesgos en esos cañones de limitada resistencia. De hecho, las presiones de los gases en el cañón de una escopeta se aumentan tan rápidamente que la presión máxima se logra antes de que la carga de munición se mueva una pulgada a través del mismo.
Una vez que se logra la presión máxima, los gases se expanden de tal forma que se origina una reducción acelerada de la presión. “La presión máxima alcanzada en el cañón de una escopeta puede situarse alrededor de los 10,000 kilogramos por centímetro 2, no obstante la presión en la boca del cañón se presenta alrededor de los setenta kilogramos por centímetro”(Cibrián, Op. cit., Pág. 247)
Luego de que la carga de proyectiles deja el cañón de la escopeta, la trayectoria para cada una de las postas es la misma que para cualquier proyectil esférico, lo cual significa que siempre presentarán su superficie esférica con respecto a la resistencia del aire. Los perdigones o postas empleados para cargar los cartuchos de escopeta, ordinariamente se fabrican de plomo relativamente blando, produciéndose deformaciones en su estructura esférica, por el hecho de que se golpean entre sí o por impacto sobre las paredes internas del cañón, a medida que salen por el mismo. El resultado final dará origen a una dispersión significativa de la carga de proyectiles, efecto conocido como plomeo o cono de dispersión. Este esparcimiento aumenta conforme se incrementa la distancia a la que se realiza el disparo de la carga de proyectiles.
A medida que esta carga se aleja del cañón tiende a extenderse, debido a que no todas las postas tienen iguales características balísticas, más aún las municiones ubicadas en la parte delantera de la carga en el cartucho provocarán una turbulencia u onda de impacto, que impedirá en cierto grado el desplazamiento de aquellas municiones que vienen detrás. Este alargamiento de la carga de proyectiles es importante cuando se efectúan tiros de precisión.
Un estudio efectuado sobre la dispersión de proyectiles múltiples, disparados con escopetas de diferente calibre y con cañones de cilindro verdadero, demuestra que la dispersión de los proyectiles se encuentra influenciada por el tamaño y la cantidad de la carga de proyectiles, así como por la longitud de los cañones de las armas utilizadas, observándose que a menor diámetro de los perdigones esféricos éstos ofrecerán menor resistencia al aire, dando lugar a la apertura de la diseminación de los proyectiles.
Referencias:
-Cibrián Vidrio Octavio. Op. cit., Pág. 247
Comentarios