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¿Qué sucede cuando nos enamoramos?

Actualizado: 19 ene 2020

¿Qué tiene el enamoramiento que influye en el comportamiento y hasta la concentración? Más allá de las explicaciones románticas, la neurociencia tiene mucho que decir al respecto y es que el enamoramiento implica cambios cerebrales bastante drásticos.

El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres humanos. Este concepto puede definirse a través de distintos puntos de vista, tanto artísticos como científicos, filosóficos o religiosos. De forma habitual, se suele interpretar como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego. Cuando hablamos de amor, estamos haciendo referencia a una serie de emociones y sentimientos, los cuales se experimentan en las regiones cerebrales, y provocan una serie de pensamientos que originan modificaciones orgánicas y conductuales.

En el cerebro existen miles de sustancias químicas, y cada una de ellas nos permite hacer o experimentar alguna cosa. Mientras ciertas sustancias nos pueden capacitar para ver, caminar o razonar, otras nos permiten experimentar emociones, sensaciones y sentimientos, durante el enamoramiento principalmente se libera dopamina, serotonina y oxitocina. Este proceso químico explica que las sensaciones de enamoramiento sean más intensas al inicio y posteriormente disminuyan paulatinamente, ya que al inicio es un estado novedoso y excitante para el cerebro y con el tiempo este se adapta a ello.

El amor se divide principalmente en tres etapas, siendo la primera la tracción física, en la que influyen las hormonas sexuales (testosterona y estrógeno) y feromonas, la segunda etapa es el enamoramiento, en el que se experimentan diversos síntomas como la sudoración de las manos, aumento de frecuencia cardiaca, falta de apetito y las famosas “mariposas en el estómago” todo esto como consecuencia de la segregación de dopamina, serotonina, feniletilamina y norepinefrina. La última etapa es el apego, en la cual se produce la sensación de calma y estabilidad con la otra persona y está dirigida por la vasopresina y la endorfina, al tener niveles altos de vasopresina hace que con el tiempo la sensación de apego crece mientras que la locura apasionada del amor decae. El amor, es por tanto una combinación equilibrada entre estos tres factores, que inciden en el funcionamiento cerebral. Si en algún momento te sientes adicto a una persona, es por el cocktail de hormonas segregadas, mismo que provoca un estado similar a la embriaguez. El enamoramiento es temporal (para bien nuestro) de lo contrario se llegaría a un estado cercano a la locura pues se dejaría de vivir para sí mismo y dedicarse por completo al otro.

Durante el proceso de enamoramiento el cerebro experimenta una alteración hormonal, una auténtica avalancha de hormonas provocando que cualquier experiencia se perciba con mayor intensidad. Una de las hormonas con rol fundamental en este proceso es la oxitocina, producida principalmente por el hipotálamo, conocida como la hormona de la humanidad”, ya que despierta el altruismo, la generosidad y empatía, básicamente es la responsable de las relaciones sociales, incluso maternales, por ese motivo das y recibes obsequios en esta fase, (la oxitocina también aumenta cuando acaricias a tu mascota).

Por otro lado, la serotonina es la responsable del bienestar, genera sensaciones de optimismo, buen humor y sociabilidad, por lo que cuantas mayores cantidades de serotonina son liberadas al sentir afecto, mayor es la sensación de felicidad.

La dopamina tiene todo que ver con las sensaciones de placer y recompensa, así, las experiencias placenteras, se traducen en el cerebro con la liberación de esta sustancia, la cual vale recordar que es altamente adictiva, si el cerebro no liberara este neurotransmisor, probablemente no querrías conservarla ¡ni repetir esos besos!

Según palabras de Helen Fisher: “El amor romántico es una obsesión, te posee”. En el enamoramiento el cerebro se comporta como lo haría con cualquier sustancia adictiva: es decir no se puede pensar claramente y únicamente se enfoca en la persona, causando una sensación de mal estar cuando no se tiene cerca de la misma, esto sucede porque el enamoramiento activa el sistema de recompensa cerebral de la misma forma que lo harían algunas drogas. Freud describió el enamoramiento como un estado de locura transitoria, en el que el Yo se pierde en ese amor que es el otro, en esa necesidad de amar y ser amado donde todo pierde absolutamente sentido sino es a través de ese a quien se ama.

Cuando la relación de pareja se rompe, se involucran ciertas sustancias químicas; el nivel de feniletilamina se derrumba y el cuerpo experimenta una especie de “síndrome de abstinencia” que coincide con el ansia de comer chocolate (rico en feniletilamina) que siente mucha gente tras una ruptura. Existe el “mal de amor” que recibe el nombre de tako-tsubo. La sensación de “corazón partió” es real y tiene que ver con la neurobiología, pero también con la pérdida del gozo, ya que el cerebro paso tiempo acostumbrado a una persona y ahora ya no se encuentra, pasando a un estado de tristeza y malestar. Lo que también es pasajero, en tanto el cerebro nivela neurotransmisores.

Así que ya lo sabes, el corazón no es el responsable del enamoramiento, sino del cerebro que es donde se registran estímulos sensoriales y provocan reacciones humanas, se conoce como sistema límbico o sistema nervioso “emocional”, que es el principal responsable de la vida emocional del ser humano compuesto por el hipotálamo, el hipocampo, el tálamo y la amígdala, también relacionado a la formación de recuerdos y la capacidad de memoria.


Capogrossi, S. (2015) ¿Qué pasa en tu cabeza?: El cerebro y la neurociencia

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