La violencia de pareja es un fenómeno social y criminológico importante, lo alarmante de este fenómeno es que desde las primeras relaciones de noviazgo se presenta y participan de manera similar hombres y mujeres.
La violencia en el noviazgo se define como el uso de la fuerza física, restricción, abuso psicológico y/o sexual que daña a la pareja. La violencia suele presentarse de forma gradual, teniendo un pronóstico nada favorable porque una vez que se presenta, continúa y se agrava.
La perpetración de la violencia, se refiere a quien ejecuta el acto violento, actualmente los hombres y las mujeres reconocen que participan en la violencia de pareja con la misma recurrencia. Las mujeres son más propensas a arrojar objetos, abofetear, patear y morder, los hombres por otro lado son propensos a dar palizas, asfixiar y estrangular (Alegria, 2015)
La victimización hace referencia a quién recibe los actos violentos. En el caso de los hombres, se reportan actos de victimización por medio de amenazas, empujones, cachetadas y patadas, mientras que las mujeres tienden a ser víctimas de insultos, indiferencia, amenazas, golpes con objetos, empujones, cachetadas y patadas.
Sin duda, en la violencia de pareja siempre hay una víctima y un victimario, en donde en la mayoría de casos hay un hombre activo y una mujer pasiva, sin considerar que la violencia es un fenómeno humano y relacional en movimiento, y no sólo uno de género.
De tal modo que, independientemente del género, las personas jóvenes son susceptibles de recibir y al mismo tiempo ejercer violencia en su noviazgo.
Criminológicamente hablando, es importante que comencemos a concientizar a nuestros jóvenes sobre este fenómeno, que no dejemos de lado que ambos mujeres y hombres somos igual de capaces de infligir violencia sobre nuestras parejas. Hay que realizar un amplio trabajo en la prevención puesto que cada día normalizamos más estos actos.
El hecho que controlemos a nuestra pareja sobre con quien habla, quienes son sus amigos, como viste, los lugares a donde sale y que puede o no hacer, son acciones que comienzan a verse como una expresión del supuesto amor que decimos tener o sentir por nuestras parejas, siendo que es más bien la pauta para que de forma gradual vayan aumentando los niveles de violencia.
En la medida en que esto se tome en cuenta, las estrategias de prevención e intervención que se formulen serán más especializadas y sólidas, obteniéndose beneficios en términos de salud y bienestar social.
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