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El caso de Jack el destripador

Actualizado: 7 feb 2020



Nos encontramos en el año de 1888, en Inglaterra, a finales del periodo Victoriano, llamado así por ser el periodo del reinado de la Reina Victoria, donde existía un auge económico muy bueno, además de que los ingleses dominaban unas tres cuartas partes del planeta conocido hasta el momento. La monarquía existía en la mayor parte del mundo, la industria se desarrolla, así como lo bélico, y principalmente, se establecen códigos de moral y ética bastante marcados.

La cortesía se volvió una expresión muy anhelada y utilizada; las mujeres tenían comportamientos bastante propios donde tenían que respetar a los caballeros y el que llegaran a mostrar el tobillo podría considerarse como un acto de salvajismo. Los hombres realizaban muchos actos altruistas, generosos o compasivos, tratando de dar una imagen positiva, no tomando bebidas alcohólicas, fumando etc., pero también es cierto que existía la doble moral (principalmente entre los hombres), donde iban a los barrios bajos donde podía beber alcohol sin miramientos, tener relaciones sexuales con prostitutas, que se especula, era una forma de válvula de escape ante todas actividades que se llevaban a cabo a los ojos de todos.

Era una época donde se exigía hacer lo correcto; hacer cosas buenas y la excelente educación académica como moral era aplaudida, y de tener alguna conducta diferente resultaba en el desprecio de la mayoría, era excluido y considerado un ser bajo.

En ésta época tan tranquila socialmente, donde la educación y cortesía se exigía, el villano Jack entra en escena para causar terror y pánico entre la población, principalmente la femenina.

Oficialmente, el caos comienza el 31 de agosto de 1888m, cuando a las 3:45 de la madrugada, en el Distrito de Whitechapel, una de las zonas más pobres y descuidadas de Londres, una caminante descubre un cuerpo femenino. Pensó que era una borracha, ya que en la zona abundaban las cantinas o bares. El hombre se acercó notando que estaba fría, indicación de que estaba muerta. Acto seguido, dio aviso a las autoridades mismas que llegaron al lugar, confirmando el hecho terrible. El cuerpo era de una prostituta cuyo nombre fue Mary Ann “Polly” Nichols, de 43 años de edad. Este evento no causó tanto revuelo debido por la zona en donde fue encontrada, siendo violento o conflictivo.

En la morgue, cuando revisaron con mayor detenimiento el cadáver, se llevaron la sorpresa de que había sido degollada; su abdomen presentaba una gran abertura y sus órganos internos estaban en posiciones anormales. Ello alertó a la policía, y posteriormente, a la población.

Unos días después, en la madrugada (5:50 am) del 8 de septiembre, se realiza un segundo hallazgo, también mujer y prostituta, de 47 años de edad, llamada Annie Chapman, en circunstancias similares y mismo patrón: degollada, con abertura en el vientre además de que le habían extraído el útero, posteriormente se generó el terror, principalmente entre las prostitutas, que incluso se cuidaban entre ellas.

Los titulares de los diarios decían: “Londres yace bajo el hechizo de un gran terror, un depravado sin nombre, mitad bestia mitad humano, está suelto, y sacia sus instintos homicidas en las más miserables indefensas clases de la comunidad”.

La policía investigaba a los hombres que manejaban a las prostitutas y a muchos más sujetos, pero lamentablemente, ninguna línea de investigación los llevó a nada.

El 25 de septiembre de 1888 sucede el primer evento que provoca una histeria colectiva en la zona. La Agencia Central de Noticias de Londres recibe una carta:

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Londres, 1888. Surgida de ninguna parte aparecía una sombría figura, una sombra furtiva con un cuchillo, vagabundeando por el barrio de Whitechapel, en la zona este de Londres. Nadie sabe de dónde llegó, pero trajo la muerte en un cuchillo.

“Querido jefe, aún sigo escuchando que Scotland Yard me ha capturado, he reído cuando se creen tan listos y declaran estar en la pista correcta. Voy tras esas prostitutas, y quiero destriparlas a todas hasta que esté satisfecho. Gran labor fue la última; no le tiempo a la dama de gritar. ¿Cómo podrán atraparme ahora? Amo mi trabajo y quiero comenzar de nuevo, pronto escucharán de mí, los jueguecillos. Guardé un poco de sangre en una botella después de la última tarea para escribir esta carta, pero cuando la utilicé estaba espesa como pegamento. Bastará con tinta roja espero.

La siguiente vez cortaré las orejas de la dama y se las enviaré a los oficiales de policía solo por diversión. Guarden ésta carta hasta mi siguiente obra, entonces publíquenla.

Mi cuchillo es tan lindo y afilado y quiero ponerme a trabajar tan pronto como sea posible.

Buena suerte. Sinceramente suyo: Jack, el destripador.”

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Jack el destripador, un nombre que por sí solo genera miedo, pánico, angustia y todo lo imaginable en ese tiempo, en 1888, se pudiera estar viviendo en Inglaterra. Esa fue la primera de toda una serie de cartas que se calculan en cientos que recibió la prensa y Scotland Yard. Lo único que hacían las cartas era brindar ciertas pistas, pero nada certero que pudiera ayudar a saber quién era Jack el destripador.

El 30 de septiembre de 1888, el asesino cobra dos víctimas más.

A la 1 de la madrugada es descubierto el cuerpo de Elizabeth, prostituta de 45 años, dándose inmediatamente la alarme, aunque el asesino únicamente alcanzó a cortarle el cuello sin hacer mutilaciones en el abdomen lo que hace suponer que el caminante que descubrió el cuerpo interrumpió al asesino, echando a correr, y por consiguiente, una enorme actividad policiaca en los alrededores…

45 minutos más tarde es descubierto el cuerpo de Catherine, prostituta de 43 años, con cosas absolutamente más terribles que las anteriores.

No solo le cortó el cuello, sino que también mutiló su rostro y extrajo del abdomen el útero y el riñón…, en plenas narices de la policía, mientras estaban viendo el primer cadáver, él estaba ocupado en el segundo. La ola de terror siguió empeorando.

Después del furor de las últimas dos víctimas, perduró una calma de un mes. Cada mañana, la población se despertaba con el temor de enterarse de un nuevo caso; cada mañana una prostituta temía no ser una víctima o que una colega cercana lo fuese; Jack era tema de conversación de todos en todo momento en esos días de calma…, hasta el 9 de noviembre.

El 9 de noviembre es descubierto en su propia habitación el cuerpo de Merry Janet Kelly, de 22 años de edad (la más joven), donde el asesino hizo brutalidades con el cadáver: Sus muslos habían sido mutilados, lo mismo con su vientre, le cortó la nariz, cortó sus senos, acomodó las partes internas alrededor del cuerpo, sangre distribuida por todas partes, y su corazón jamás fue encontrado. La policía no sabía qué hacer. El jefe de la Scotland Yard, Scott Garren, publicó un edicto, donde otorgaba el perdón a cualquier cómplice que pudiese conocer o tener al asesino. La policía, estaba maniatada, desesperada.

Después del último caso, no se volvió a saber nada de él. El silencio fue frío y mortal. Hasta la fecha es todo un hito.

Visto todo esto, vale la pena preguntar ¿Por qué todas sus víctimas eran prostitutas? Las prostitutas son un grupo de mujeres totalmente vulnerables. Eran mujeres divorciadas, deparadas, viudas; todas tenían hijos, algunas con antecedentes de alcoholismo después del divorcio; mujeres en una situación de decadencia humana muy grande.

En ese tiempo (también en la actualidad), el acceso a las prostitutas era muy fácil, incluso se podía tener relaciones sexuales en las vías públicas, metiéndose a los callejones. Lo sorprendente del último hallazgo, a parte de la tremenda brutalidad, fue que el hecho fue cometido en la propia habitación de la víctima mientras que las otras en la calle.

Se especula que había una parte identificadora en donde Jack veía a éstas mujeres como fáciles, vulnerables, de baja autoestima, bajo valor humano, así como él, se identificaba con ellas. Eso hace pensar que Jack se sentía débil, poca cosa, disminuido, fuera de lugar, rechazado…, inexistente.

¿Por qué las destripaba? También solo existen especulaciones. La entraña es de las partes más calientes del cuerpo humano, también, los seres humanos nos desarrollamos antes de nacer en las entrañas de nuestras madres. Podría existir una relación simbólica en forma de proyecciones con este odio. Él se sentía vacía y no tenía un valor significativo para nadie, quería por tanto destacar, y mucho.

Lo que es un hecho es que mucho se ha especulado ya sobre éste caso. Existieron muchos sospechosos, desde abogados reconocidos, médicos, artistas, hasta personajes del gobierno. La verdad que existe en torno a éstos asesinatos y su autor, seguirá siendo un misterio (quizá), éste caso, impactante, forma ya parte de la cultura colectiva de la mayoría de las sociedades de la ilustración.


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