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Muchos criminólogos, poca cooperación

Actualizado: 16 mar 2022



A través de las semanas anteriores se han venido publicando diversos post en donde se señalan y explican algunos de los principales problemas por los que la criminología atraviesa ―en México―, así como algunas propuestas para disminuirlos o incluso, poder eliminarlos (se vale soñar). Algunos de ellos son:

  1. Uso de conocimientos pseudocientíficos.

  2. Solapamiento ante el Derecho.

  3. Bajos niveles de pensamiento crítico y científico.

  4. Difusión de cursos cuyo problema es la divulgación de desinformación, además de ser ofrecidos por organismos no acreditados, por personas ajenas al área o que carecen de las características para impartir un tema específico (un claro ejemplo son algunos cursos de perfilación criminal).

  5. Baja o nula investigación académica y científica.

Hoy toca otro problema bastante grave: la poca colaboración entre los criminólogos.

Como se sabe, en todo el país hay universidades que imparten la licenciatura/maestría en criminología, por tanto, cada cierto número de meses se gradúan cientos o miles de estudiantes, llevando la visión que les impartió su centro de estudios (jurídico, psicológico o sociológico, con mayor prevalencia en el primero, sin tomar en cuenta la combinación con la ciencia criminalística). Se esperaría que con todo este número ―cada vez mayor― existiera una cooperación sólida, pero ocurre todo lo contrario.

Los criminólogos del norte del país compiten con los del centro, regularmente con representantes famosos por impartir sus cursos (enamorando los oídos de estudiantes y otros profesionales). También se observa rivalidad entre los profesionales y estudiantes entre una universidad y otra, e incluso, competencias entre empresas dedicadas a realizar eventos académicos (sin tomar en cuenta aquellas que no están certificadas).

Otro típico caso son las frecuentes peleas surgidas por los egos elevados por parte de diversos escritores que no aceptan crítica alguna ante sus trabajos, cosa que regularmente lo toman personal (cuando en realidad jamás es un ataque personal) surgido de la «envidia» que se le tiene.

Por ahora, prefiero no profundizar más en la problemática, porque ejemplos de casos hay por todos lados, y apuesto que los lectores de este post conocerán más.

La no cooperación entre los criminólogos tiene efectos negativos sobre el desarrollo de la criminología, y no sólo de la criminología mexicana, sino de toda la criminología que se desarrolla internacionalmente. Recordemos que la ciencia no conoce fronteras. Las fronteras solo hacen que la ciencia pierda gran parte de su fuerza y desarrollo, ergo, la cooperación nacional no es suficiente, es necesaria una cooperación internacional para poder llegar a mejores resultados, principalmente al grado de querer sistematizar el conocimiento, hacer investigación académica y científica.

En conclusión, criminólogas y criminólogos, preocupados por el desarrollo serio de nuestra ciencia, los invito a formar parte de este movimiento, cooperando profesionalmente para llegar a un nivel de construcción profesional más alto, y más importante, personal.

Es momento de crecer, ¿no lo crees?

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